Soy la mujer habitada por tu amor, vives entre mis costillas y mi alma, en cada pliegue de mi boca te paseas; dueña absoluta de mis días y mis noches, dueña absoluta de la inquietud de mi cadera. Te nombro en el fondo de mi mente y todo se estremece, devota mi piel de la línea perfecta de tu espalda para mi total agonía y se pierde al final de tu coxis donde el infinito es el génesis de nuestro amor...
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